martes, 25 de septiembre de 2007

7pm tape




m�sica para resbalar en la regadera

lunes, 24 de septiembre de 2007

Cómo sobrevivir al desamor en verano

1. ¿Cómo se revive el cadaver de un pterodáctilo, si lo único que se tiene a la mano, es una sombrilla irremediablemente descompuesta?
Bien, tome la sombrilla, abrácela y trate de replegar las alumínicas terminaciones en contra de su cuerpo, luego deje que la lluvia encuentre el camino entre su espalda y el sueter de lana, despues intente consolar al animal prehistórico ahora convertido en artículo londinense de primera necesidad. 2. Si eso no funciona imagínese a usted mismo como una tristísima madre rusa en tiempos de Stalin; meta su imaginaria mano en la imaginaria nieve hasta que no sienta los dedos. Luego imagine que usted tenía dedos. c) Si la anterior trampa sugerida anteriormente tampoco logra burlar el ya familiar sentimiento de golondrinas anidando en las redes pulmonares, puede resultar útil entonces el proyectarse frente a la realidad con las medallas que indiquen el rango de Alto General, piense en Douglas McArthur, y acepte la batalla cual combate perdido. Tal ilusión mental tiene un truco: el inexistente uniforme debe contar con un par de calcetines impares pretendiendo con tal distracción alejarnos del siniestro paisaje dejado por la Guerra.
Por último, si nada de ésto le ha facilitado alejarse del objetivo, si aun no ha desaparecido la extraña incomodidad fantasmal de no ser correspondido; trate por todos los medios posibles de ver el triángulo amoroso donde se ha visto implicado, figurado en los porcelanoides de una vajilla china. Usted, sencillo plato azul no puede guardar reconres, solamente porque la fabulosa taza amarilla haya sido colocada justo encima del plato decorado con motivos caduciformes. Piense en que alguien se ha de haber distraido al momento de acomodar la vajilla, llamese una niña de 14 años o Dios con pecas.
Agradezca con un suspiro. Los platos azules no podemos castigarnos cantando todo el día Norwian Wood.